Género, Derechos y Desarrollo Humano


Recogido por: Sara Cuentas Ramírez


La Editorial del PNUD (América Latina Genera/Escuela Virtual de Desarrollo Humano) recientemente ha publicado el documento “Género, Derechos y Desarrollo Humano” con la finalidad de hacer una reflexión conceptual entre la relación que existe entre el desarrollo humano, los derechos humanos y el enfoque de género en el desarrollo como un paso imprescindible para la para la revisión y replanteamiento de las acciones de desarrollo emprendidas por los actores e instituciones de América Latina.

La presente publicación es la primera de una serie de documentos conceptuales que el proyecto regional del PNUD América Latina Genera pretende elaborar en alianza con otros actores de la región. Estos documentos pretenden recopilar los diferentes enfoques y visiones que existen desde la perspectiva de género en una temática concreta y señalar algunos de los principales desafíos que existen para articular adecuadamente la mirada de género al tema analizado.

Para ello, están revisando brevemente las diferentes posturas y enfoques que desde los estudios de género existen sobre el tema señalando las principales potencialidades del paradigma de desarrollo humano, pero también algunos de los vacíos o retos pendientes para avanzar en una visión más inclusiva.

A través de este documento se cuestionan desde la perspectiva de género algunos de los principales debates que se están llevando a cabo en torno al desarrollo humano como pueden ser: crecimiento económico, pobreza, sostenibilidad ambiental, democracia, violencia de género, libertad cultural, etc., y también algunos aciertos y limitaciones que enfrentamos en la medición del desarrollo humano. El documento señala algunas brechas y desafíos que desde la perspectiva de género tienen el enfoque analítico y la medición del desarrollo humano.

A continuación el contenido introductorio del documento elaborado por Carmen de la Cruz, especialista en Relaciones Internacionales y Género en el Desarrollo:

“El impacto del desarrollo económico y la globalización sobre las relaciones de género, y más particularmente sobre la vida de las mujeres pobres, sugiere un complejo conjunto de dinámicas interrelacionadas, dado que la desigualdad de género está integrada en los procesos de desarrollo dirigidos por la globalización económica y, al mismo tiempo, el desarrollo construye sobre dichas desigualdades. Esta constatación, sin duda, refuerza un argumento que viene siendo introducido en los Informes de Desarrollo Humano desde 1995, cuando por primera vez se expresa que en ninguna sociedad las mujeres disfrutan de las mismas oportunidades que los hombres y que si el desarrollo humano no incorpora la condición de los sexos está en peligro. Asimismo, dicho informe añade que la lucha para lograr la igualdad de género cambiará la mayoría de las premisas que actualmente rigen la vida social, económica y política.

El paradigma de desarrollo humano como proceso de ampliación del rango de las elecciones de la gente permite cuestionar desde esta perspectiva no sólo una visión que mide el resultado del desarrollo desde términos económicos, sino que también promueve la investigación de los obstáculos que restringen la libertad de las personas. La noción de desarrollo humano implica un compromiso con la libertad frente a la opresión política, pero también frente a la opresión de la miseria, la ignorancia y la falta de oportunidades económicas.

Al definir como fin último el crecimiento de las capacidades humanas coloca a la gente en el centro de sus preocupaciones, a través de procesos construidos por y desde las personas y las comunidades como verdaderos protagonistas. El paradigma de desarrollo humano aparece así como un fuerte referente teórico y normativo, abierto a la conjunción de otras teorías y discursos, que permite avanzar en el análisis de diversos temas aún escasamente incorporados, como es el de las desigualdades en las relaciones de género y su impacto en los derechos de las mujeres.

Sin duda alguna, las exigencias de justicia de una sociedad democrática hacen necesario inaugurar nuevas prácticas sociales encaminadas al logro de la igualdad entre mujeres y varones. Estas nuevas formas de actuar requieren nuevos modos de pensar, así como contar con un conocimiento riguroso de los modos en que se produce y se reproduce la desigualdad. La teoría de género, materia que se nutre de diversas áreas de conocimiento, está en construcción permanente e incorpora elaboraciones novedosas. Igualmente que el desarrollo humano, la teoría de género pretende la recuperación del pensamiento de la Ilustración y la alta tradición filosófica de la modernidad. De ahí se extraen categorías aún vigentes para el logro de la emancipación de las mujeres: la ciudadanía, la autonomía, la noción de sujeto, que aún queda como tarea pendiente, y no exenta de dificultades para muchas mujeres. De hecho, es en los últimos años cuando se han consolidado los estudios en la materia, siendo reconocidos por el desarrollo de planteamientos teórico-metodológicos, con una fundamentación científica y crítica de la realidad.

Una de las innovaciones de la teoría feminista en las últimas décadas ha sido la consolidación de la categoría de género como herramienta de análisis para comprender los procesos de desigualdad entre mujeres y varones”.


Saludo este valioso aporte, porque creo que contribuye a una mejor comprensión del tema desde el enfoque de género y a replantear y mejorar, desde la teoría y la práctica, las acciones que diversos actores están desarrollando en América Latina a favor del desarrollo humano sostenible, la defensa de los derechos humanos y la igualdad de género.

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